La marca Converse es un clásico norteamericano, con una larga historia. Fue fundada por el Marqués M. Converse que en 1908 abrió las puertas de su fábrica, sin sospechar que a pesar de sufrir diversos altibajos, estaba creando todo un ícono americano.

En 1917 nace la primera zapatilla de baloncesto: la Converse All Star, que revolucionaría la historia de este deporte, convirtiéndose en el calzado elegido para sus seguidores. Hasta el punto que en 1923 la marca añade en su característico parche de goma la firma del reconocido jugador Ckuck Taylor que aparece en todas las zapatillas All Star. Popularizada en el baloncesto y adaptables a cualquier estilo, hoy son zapatillas usadas por miles de personas en el mundo, artistas, estrellas de rock, políticos, etc..

Pero la empresa tuvo muchos problemas en los años 80, cuando empresas como Nike, Adidas o Reebok, transformaron la industria del calzado deportivo mediante el diseño de nuevas zapatillas, y el desarrollo de marcas con el apoyo de superestrellas como Michael Jordan.

Converse era uno de los últimos exponentes de un modelo de comercialización moribundo que no podía seguir el ritmo de marketing de sus rivales. En 2001, la compañía estaba cerca de la quiebra y fue vendida a inversores privado. A continuación, en 2003, fue adquirida por Nike.

Cuando Nike tomó el mando, revolucionó la estrategia de la marca Converse. Personalización a través de su sitio web, colaboración con diseñadores de moda, etc.. Además de patrocinar a la estrella de la NBA y jugador de los Miami Heat Dwayne Wade, realizó una edición limitada Kurt Cobain modelo inscrito con el rockero de finales de dibujos y escritos.

No tengo muy claro que a los fans de la legendaria banda de rock alternativo les hiciera mucha ilusión la decisión de la marca. Aunque no es la primera vez que una marca que se atreve (Doctor Marten’s) con el ídolo que acuñó aquello de “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”. Cuenta la leyenda que cuando se suicidó en 1994, sus pies calzaban un par de Converse

Nike va bastante lejos y para la colección homenaje, sus diseños se inspiran en trabajos (notas en su diario, etc…) del propio líder de Nirvana. Una tarea, en cuya revisión y selección, participó la viuda del cantante.

Hasta el momento esta estrategia les están dando sus frutos: los ingresos aumentaron 23% en 2007 y el 40% en el segundo trimestre de 2008, según Nike. Ante estos resultados, Nike ha confirmado que seguirá usando figuras icónicas, tanto actuales como del pasado, para mejorar la marca Converse. Aquí todo vale: música, política, moda y –por supuesto- deportes.

Desde luego la compra de Nike ha revitalizado una marca que se diluía y languidecía. El target objetivo buscado es lo que denominan como «optimista rebelde». Un consumidor que quiere ser diferente, irreverente y creativo.

Converse es una marca que inspira (o debe inspirar) originalidad. Es como un lienzo para la libre expresión. Parece que la marca ve potencial en el «optimista rebelde» porque conecta muy bien con la era de Internet y su “Empowerment”. La marca les permite ser como son y no un simple seguidor de la marca.

Lo dicho, un elemento más para el kit de identidad.

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