(albert garcia pujadas)
Implantar el experiential marketing implica asumir como estratégico el consumo de nuestro producto como una experiencia. No es un proceso inmediato y tiene que tutelarse de forma precisa por un “roadmap” (libro de ruta) de la experiencia. Esto nos permitirá planificar y gestionar aspectos de la experiencia, implantando acciones concretas. Controlando mediante un audit periódico el grado de mejora aquellos elementos que producen insatisfacción. Hasta convertirlos en evocadores de emociones positivas. Éste es el objetivo último de todos y cada uno de los elementos que conforman la experiencia de cliente.


El hecho de afectar a diferentes áreas de la empresa, trascendiendo al ámbito del departamento de marketing, requiere un liderazgo fuerte, gozar de cobertura de la dirección de la empresa, y un esfuerzo de pedagogía y comunicación interna si se quiere tener éxito.

Tal como decía anteriormente, el experiential marketing es una forma diferente de aproximarse al mercado, de “fuera a dentro”. Por esta razón está sujeta a una evolución constante, pero –y esa es la buena noticia- aplicable a cualquier sector y tamaño de empresa.

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